
El mármol de Macael
en el mundo
Desde tiempos inmemoriales el mármol de Macael, considerado como un material de lujo y majestuosidad que soporta excepcionalmente el paso del tiempo, ha sido utilizado por antiguas civilizaciones, pasando por las más importantes épocas de nuestra historia hasta llegar a la actualidad.
Los fenicios fueron uno de los primeros pueblos en usar el mármol de Macael, aunque lo hicieron de forma esporádica. Prueba de ello son los dos sarcófagos antropoides del S.V antes de Cristo encontrados en Cádiz. Además de los fenicios, los griegos también usaron el mármol en sus construcciones; claro ejemplo de ello lo tenemos en las ruinas de Rosas y Ampurias (Gerona).
En época romana, las canteras eran de propiedad imperial. De ellas extraían el mármol más blanco y de mayor calidad para obras como el Teatro Romano de Mérida, los mosaicos en Itálica (Sevilla), el sepulcro paleocristiano de Berja, el Dionisos de Chirivel, la cabeza de Vespasiano de Écija o el Mercurio del Museo de Sevilla.

Historia
de nuestro trabajo
En la época árabe, el mármol de Macael era frecuentemente utilizado en sus obras civiles y religiosas. Solerías, capiteles, baños y columnas de Medina Azahara; la Mezquita de Córdoba; la Alcazaba de Almería o la Alhambra de Granada, dentro de la cual cabe destacar las 124 columnas con sus diferentes capiteles y la fuente que da nombre al Patio de los Leones. Además se exportaron bloques de mármol a África para la utilización en múltiples construcciones.
En la Edad Moderna se produjo un resurgimiento en el sector de la extracción del mármol, siendo éste el material predilecto para la construcción de catedrales y demás monumentos arquitectónicos de la época. Testimonio del uso del mármol en esta época lo encontramos en diversas obras como son: la Capilla Real de los Reyes Católicos, el Palacio de Carlos V, la Catedral de Granada, el Monasterio del Escorial en Madrid, la Catedral de Sevilla, la Catedral de Almería, el Castillo del Marqués de los Vélez, actualmente expuesto en el Museo Metropolitano de Nueva York, el Palacio Real de Madrid o el Monumento a los Coloraos de Almería.
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